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¿La falta de concentración puede ser un síntoma de déficit de hierro?

Es habitual que a lo largo del curso escolar muchos padres noten que su hijo está más distraído, le cuesta concentrarse o baja el rendimiento académico. Las causas pueden ser diversas: falta de sueño, estrés, dificultades emocionales, sobrecarga… pero a veces, hay un motivo más silencioso y fácil de pasar por alto: el déficit de hierro.

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¿Qué es el hierro y por qué es importante?

El hierro es un mineral esencial para muchas funciones del cuerpo, entre ellas, la producción de hemoglobina, una proteína presente en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno a todos los tejidos, incluido el cerebro. Sin suficiente hierro, el organismo no puede oxigenar correctamente y eso repercute en el estado físico, emocional y también en la capacidad cognitiva.

Los niños, especialmente durante los periodos de rápido crecimiento como la infancia y la adolescencia, necesitan un aporte adecuado de hierro para mantener una buena salud y favorecer un desarrollo neurológico y cognitivo óptimo.

Déficit de hierro: una condición más común de lo que parece

El déficit de hierro es una de las carencias nutricionales más frecuentes en la infancia. Puede aparecer por varios motivos:

  • Dieta pobre en hierro (poca carne, legumbres o verduras de hoja verde).

  • Consumo excesivo de leche (que puede interferir con la absorción del hierro).

  • Pérdidas por menstruación en adolescentes

  • Trastornos digestivos que dificultan la absorción de nutrientes (como la celiaquía no diagnosticada).

Cuando el déficit es importante, puede derivar en anemia ferropénica, pero no es necesario llegar a este punto para que aparezcan síntomas.

¿Puede afectar a la concentración?

Sí. El hierro desempeña un papel clave en el desarrollo del sistema nervioso y en la regulación de neurotransmisores implicados en la atención, el aprendizaje, la memoria y el estado de ánimo. Diversos estudios han demostrado que los niños con niveles bajos de hierro pueden presentar:

  • Dificultad para concentrarse.

  • Problemas de memoria a corto plazo.

  • Cansancio o somnolencia diurna.

  • Menor rendimiento escolar.

  • Irritabilidad o apatía.

  • Menor tolerancia al esfuerzo físico.

En muchos casos, estos síntomas se atribuyen a problemas de conducta, exceso de pantallas o falta de motivación, cuando en realidad tienen un origen fisiológico y fácilmente tratable.

¿Cuándo sospechar un déficit de hierro?

Además de la dificultad para concentrarse, hay otros signos que pueden hacer sospechar una ferropenia:

  • Cansancio o debilidad sin causa aparente.

  • Palidez en piel o mucosas.

  • Uñas frágiles, cabello fino o que se cae fácilmente.

  • Mareos, dolores de cabeza frecuentes.

  • Irritabilidad, bajo estado de ánimo.

  • En casos más marcados: taquicardia o falta de aliento ante pequeños esfuerzos.

Si notas algunos de estos síntomas en tu hijo, es recomendable consultarlo con el pediatra. Un análisis de sangre puede confirmar si los niveles de hierro y ferritina (indicador de las reservas) están por debajo de lo normal.

¿Cómo se trata?

El tratamiento dependerá del grado de deficiencia. En algunos casos, basta con mejorar la alimentación. En otros, es necesario recurrir a suplementos de hierro durante unas semanas o meses, siempre bajo supervisión médica.

Además, es importante revisar si existe algún problema de base que esté dificultando la absorción del hierro, como una dieta muy restrictiva, exceso de leche o un trastorno digestivo no diagnosticado.

Consejos para una alimentación rica en hierro

Tanto para prevenir como para tratar el déficit de hierro, una alimentación equilibrada es fundamental. Aquí algunos consejos:

  • Ofrece alimentos ricos en hierro hemo, el más fácil de absorber: carne roja, pollo, pavo, pescado, hígado.

  • Incorpora hierro no hemo: legumbres, espinacas, acelgas, frutos secos y cereales integrales.

  • Combina estos alimentos con vitamina C (zumo de naranja, tomate, kiwi, pimiento) para mejorar la absorción.

  • Evita que consuma leche o derivados lácteos junto a las comidas principales, ya que el calcio interfiere en la absorción del hierro.

  • Limita el consumo de té o café en adolescentes, ya que también dificultan la absorción.

La falta de concentración en los niños puede tener muchas causas, pero el déficit de hierro es una de las más frecuentes y fácilmente tratables. Estar atentos a las señales físicas y emocionales, y mantener una alimentación rica en hierro, son claves para cuidar el desarrollo cognitivo y el bienestar general de nuestros hijos.

Si tienes dudas, consulta con tu pediatra. Detectar y corregir un déficit de hierro a tiempo puede marcar una gran diferencia en su crecimiento, aprendizaje y calidad de vida.

 

Referencias:

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