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El cuidado de la higiene nasal en bebés y niños pequeños es fundamental, especialmente en épocas de resfriados, alergias o infecciones respiratorias. La congestión nasal puede dificultar la respiración, la alimentación y el descanso, por lo que los padres buscan métodos eficaces para aliviarla. Entre las opciones más utilizadas están el lavado nasal y el aspirador nasal, pero ¿son realmente igual de efectivos y seguros? En este post, analizamos sus diferencias y explicamos por qué el lavado nasal es la mejor alternativa para despejar la nariz del bebé.
El lavado nasal consiste en la irrigación de las fosas nasales con suero fisiológico o solución salina, con el objetivo de limpiar la mucosa nasal y eliminar la acumulación de moco. Es un método seguro y recomendado por pediatras para aliviar la congestión y mejorar la respiración.
• Favorece la eliminación natural de secreciones sin forzar las vías respiratorias.
• Ayuda a mantener la mucosa nasal hidratada y protegida.
• Reduce la acumulación de moco y, con ello, el riesgo de infecciones como otitis o sinusitis.
• Es un procedimiento no invasivo y fisiológicamente seguro para los niños.
1. Coloca al bebé de lado o ligeramente inclinado.
2. Aplica suero fisiológico en una fosa nasal (2-3 ml en bebés, más en niños mayores).
3. Deja que el suero fluya y ayude a expulsar la mucosidad.
4. Inclina al bebé para permitir la salida del moco y seca con un pañuelo.
5. Repite el proceso en la otra fosa nasal si es necesario.
El lavado nasal puede realizarse varias veces al día, especialmente antes de dormir o de alimentar al bebé, para facilitar su respiración.
A pesar de ser una herramienta popular, el aspirador nasal no es la mejor opción para eliminar la mucosidad de los niños. Su uso va en contra de la fisiología natural del sistema respiratorio, que está diseñado para movilizar las secreciones hacia la garganta y eliminarlas de forma natural.
Riesgos del aspirador nasal
Alteración del sistema respiratorio: El sistema respiratorio está diseñado para expulsar los mocos hacia la boca, no para succionar desde la nariz. Forzar la salida con un aspirador puede afectar este mecanismo natural.
Aumento de la presión en el oído: El uso del aspirador nasal puede generar presión en la trompa de Eustaquio, lo que puede derivar en molestias e incluso daño en el tímpano.
Riesgo de infecciones: Debido a la diferencia de presiones, la succión del moco puede hacer que este se desplace hacia los senos nasales o el oído medio, favoreciendo infecciones como sinusitis u otitis.
Irritación de la mucosa nasal: Un uso frecuente del aspirador puede resecar e irritar la mucosa nasal, empeorando la congestión en lugar de aliviarla.
El aspirador nasal no está diseñado para extraer mocos que ya están cerca de la salida de la nariz, por lo que su uso excesivo o inadecuado puede ser más perjudicial que beneficioso.
Dado que los lavados nasales eliminan la mucosidad de manera natural, son la mejor opción para mantener las vías respiratorias despejadas en bebés y niños. Sin embargo, después de realizar un lavado nasal, la mucosa puede quedar temporalmente seca o irritada.
Una forma efectiva de proteger y restaurar la mucosa nasal tras los lavados es mediante el uso de ácido hialurónico, un compuesto con propiedades hidratantes y reparadoras que se encuentra naturalmente en el cuerpo humano.
Beneficios del ácido hialurónico en la hidratación de la mucosa nasal
Restablece la hidratación: Tras un lavado nasal, ayuda a reponer la humedad perdida, evitando sequedad en la nariz.
Favorece la reparación de la mucosa: Si la mucosa nasal está irritada por la congestión o por los lavados frecuentes, el ácido hialurónico contribuye a su regeneración.
Mantiene la función protectora de la mucosa: La nariz actúa como una barrera frente a partículas, virus y bacterias. Mantener la mucosa en buen estado ayuda a reducir el riesgo de infecciones.
Optimiza los beneficios del lavado nasal: La combinación de lavados nasales con hidratación posterior mejora la efectividad del proceso sin comprometer la salud de la mucosa nasal.
El lavado nasal es el método más seguro y efectivo para eliminar la mucosidad en niños y bebés, ya que respeta la fisiología del sistema respiratorio y previene infecciones. En cambio, el aspirador nasal no es recomendable, ya que puede aumentar la presión en el oído, empujar los mocos hacia los senos nasales y favorecer infecciones como la otitis o la sinusitis.
Para garantizar un cuidado nasal completo, se recomienda complementar los lavados con hidratación posterior con ácido hialurónico, que ayuda a restaurar la mucosa nasal y mantener su función protectora.
Si tienes dudas sobre cómo realizar los lavados nasales o cómo cuidar la salud nasal de tu hijo, consulta siempre con el pediatra.
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