¿Qué es la disfagia?
Para que un niño pueda alimentarse bien, es fundamental que el proceso de deglución funcione correctamente. Cuando hay alguna dificultad para tragar...
La nariz es mucho más que una vía para respirar. En su interior se encuentra una mucosa especializada que humedece, calienta y filtra el aire que entra al cuerpo.
La sequedad nasal puede causar molestias importantes, como picor, pequeñas heridas, dificultad para respirar bien o incluso sangrados. En este artículo te explicamos por qué se produce la sequedad nasal y qué puedes hacer para prevenirla o aliviarla.
La mucosa nasal es una capa que recubre el interior de la nariz y que está constantemente produciendo una fina capa de moco. Esta mucosa tiene varias funciones clave:
• Humedece el aire que respiramos.
• Filtra partículas como polvo, alérgenos o gérmenes.
• Protege el sistema respiratorio de agentes externos.
• Ayuda a calentar el aire en invierno.
Cuando esta mucosa se reseca, pierde parte de su capacidad protectora, lo que puede hacer que los niños estén más incómodos o incluso más vulnerables a infecciones.
La sequedad nasal puede aparecer por varios motivos, muchos de ellos comunes en la infancia y especialmente en determinadas épocas del año. Estas son las causas más habituales:
En verano, el uso prolongado de aires acondicionados en casa, en el coche o en espacios públicos puede resecar el ambiente y, con ello, las mucosas nasales del niño. Esto es especialmente evidente por la noche, cuando el niño pasa varias horas durmiendo en un entorno con baja humedad. Aunque el aire fresco ayuda a descansar mejor, conviene usar el aire acondicionado con moderación y complementar con humidificadores o ventilación natural cuando sea posible.
Entrar y salir constantemente de espacios muy fríos a ambientes calurosos (o al revés) genera un desequilibrio en la mucosa nasal, que necesita adaptarse continuamente. Esto puede favorecer tanto la sequedad como la aparición de moco espeso o congestión.
Los niños con rinitis alérgica pueden tener una mucosa nasal más sensible e inflamada. Aunque suele cursar con congestión y estornudos, también es habitual que aparezcan zonas resecas por el uso frecuente de pañuelos, el roce constante o los tratamientos utilizados para aliviar los síntomas.
Tras catarros, bronquiolitis o gripes, es común que la mucosa nasal quede temporalmente alterada. Aunque inicialmente hay exceso de moco, una vez pasada la fase aguda puede aparecer una sensación de nariz seca, tirante o con costras, especialmente si se ha utilizado medicación o se ha respirado por la boca durante días.
Los lavados con suero fisiológico son una herramienta útil para mantener la nariz limpia. Sin embargo, si se hacen con demasiada frecuencia o de forma demasiado intensa, pueden arrastrar también parte del moco protector natural. Esto deja la mucosa más vulnerable a la sequedad, sobre todo si no se acompaña de una hidratación posterior.
6. Algunos medicamentos
Medicamentos como los antihistamínicos (muy usados en alergias) o los descongestionantes nasales pueden producir sequedad si se usan sin control médico o durante periodos prolongados. En niños pequeños, su uso debe ser siempre puntual y bajo prescripción.
Aunque la mayoría de las veces no es grave, una mucosa nasal seca puede provocar varios síntomas en los niños:
Picor nasal frecuente.
Sensación de “nariz tapada” sin moco.
Costras o heridas dentro de la nariz.
Pequeños sangrados, sobre todo por la noche.
Respiración ruidosa o molestias al dormir.
En algunos casos, mayor susceptibilidad a catarros o infecciones.
La buena noticia es que hay varias medidas sencillas que ayudan a mantener la mucosa nasal hidratada y protegida:
Ventilar las habitaciones cada día.
Usar humidificadores si el ambiente es muy seco (con precaución y limpieza frecuente).
Evitar un exceso de calefacción
Usar suero fisiológico en formato monodosis o spray para limpiar y mantener húmeda la nariz.
Aplicar soluciones específicas con ácido hialurónico que ayudan a restaurar e hidratar la mucosa.
No usar bastoncillos ni manipular la nariz por dentro.
Realizar los lavados nasales con suavidad.
Evitar el uso prolongado de descongestionantes nasales sin indicación médica.
En niños con alergia, mantener el tratamiento indicado y controlar los desencadenantes ambientales.
Aunque la sequedad nasal suele ser un problema leve y pasajero, conviene consultar al pediatra si:
Hay sangrados nasales frecuentes.
El niño se queja de dolor o molestias persistentes.
Aparecen costras que no curan o dificultan la respiración.
Hay signos de infección (fiebre, moco espeso con mal olor).
No mejora tras aplicar medidas de hidratación y cuidado nasal.
Para que un niño pueda alimentarse bien, es fundamental que el proceso de deglución funcione correctamente. Cuando hay alguna dificultad para tragar...
En las revisiones pediátricas, es frecuente que se hable de hierro, anemia o suplementos. ¿Es lo mismo tener anemia que tener déficit de hierro? ...
La enfermedad celíaca es una afección digestiva cada vez más conocida entre las familias. Sabemos que requiere una dieta estricta sin gluten, que...