Enfermedad boca-mano-pie: Causas y síntomas
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Con la llegada del invierno, es común que los casos de resfriados, gripes y otras enfermedades respiratorias aumenten, lo que lleva a muchas personas a preguntarse si el frío es el responsable de estos problemas de salud.
Existe la creencia de que las bajas temperaturas pueden provocar enfermedades, pero ¿es realmente el frío el culpable o hay otros factores involucrados? En este artículo, analizamos cómo influye el frío en las enfermedades respiratorias, por qué los niños son más vulnerables en esta época y qué medidas se pueden tomar para prevenirlas.
El frío por sí solo no provoca infecciones respiratorias, ya que estas son causadas por virus y bacterias. Sin embargo, las bajas temperaturas pueden favorecer la propagación de estos microorganismos y debilitar las defensas del organismo, aumentando el riesgo de enfermarse.
1. Mayor permanencia en espacios cerrados
En invierno, las personas pasan más tiempo en lugares cerrados con ventilación reducida, lo que facilita el contagio de virus respiratorios como la gripe, el resfriado común y el virus respiratorio sincitial (VRS).
2. Aire seco y su impacto en las mucosas
Las bajas temperaturas y el uso de calefacción pueden reducir la humedad del aire, provocando resequedad en la mucosa nasal. Esto debilita la primera barrera de defensa del sistema respiratorio, facilitando la entrada de virus y bacterias.
3. El frío afecta el sistema inmunológico
Algunas investigaciones sugieren que las temperaturas frías pueden reducir la capacidad del sistema inmunológico para combatir infecciones, lo que hace que el cuerpo sea más vulnerable a los virus respiratorios.
4. Los virus sobreviven más tiempo en temperaturas bajas
Algunos virus, como los de la gripe y el resfriado, se replican mejor en ambientes fríos y secos, lo que explica por qué las infecciones respiratorias son más comunes en invierno.
Los niños tienen un sistema inmunológico en desarrollo, lo que los hace más propensos a sufrir infecciones respiratorias. Además, en invierno:
Pasan más tiempo en guarderías o colegios, donde el contacto con otros niños facilita la transmisión de virus.
No siempre saben toser o estornudar correctamente, lo que aumenta el riesgo de contagio
Suelen tocarse la cara con frecuencia y compartir juguetes, lo que favorece la propagación de microorganismos.
Por estas razones, es normal que los niños presenten más episodios de resfriados, bronquiolitis, otitis o faringitis durante los meses fríos.
Resfriado común: Causado por diferentes virus, provoca congestión nasal, estornudos, tos y fiebre baja.
Gripe: Infección viral más intensa que el resfriado, con fiebre alta, fatiga, dolor muscular y tos.
Bronquiolitis: Inflamación de los bronquiolos en bebés y niños pequeños, generalmente provocada por el virus respiratorio sincitial (VRS).
Neumonía: Infección pulmonar que puede ser viral o bacteriana, con síntomas como fiebre alta, dificultad para respirar y tos intensa.
Otitis media: Infección del oído medio frecuente en niños, que puede desarrollarse tras un resfriado.
1. Mantener una buena higiene de manos
Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón.
Usar gel hidroalcohólico cuando no sea posible lavarse las manos.
Enseñar a los niños a evitar tocarse la cara con las manos sucias.
2. Ventilar los espacios cerrados
Abrir las ventanas al menos 10-15 minutos al día para renovar el aire.
Evitar la acumulación de virus en lugares con calefacción y poca ventilación.
3. Proteger las vías respiratorias
Usar bufandas o cuellos en ambientes muy fríos para evitar cambios bruscos de temperatura.
Mantener hidratadas las mucosas nasales con suero fisiológico o soluciones con ácido hialurónico, especialmente en niños.
4. Evitar el contacto con personas enfermas
No llevar a los niños al colegio si están enfermos para evitar contagios.
Evitar visitas a bebés pequeños si se tienen síntomas de resfriado o gripe.
5. Fomentar una alimentación equilibrada
Consumir frutas y verduras ricas en vitamina C (naranjas, kiwis, fresas) para reforzar el sistema inmunológico.
Incluir alimentos ricos en hierro y zinc (carnes, legumbres, frutos secos) para mejorar las defensas del organismo.
6. Vacunación
Aplicar la vacuna de la gripe en niños de riesgo o recomendada por el pediatra.
Asegurar que los niños tengan el calendario de vacunación al día.
7. Evitar cambios bruscos de temperatura
Abrigar a los niños adecuadamente, pero sin exceso de ropa, para evitar sudoración y enfriamientos.
No exponerlos directamente a corrientes de aire frío o calefacciones muy altas.
8. Favorecer el descanso y la hidratación
Dormir las horas adecuadas fortalece el sistema inmunológico.
Beber suficiente agua ayuda a mantener hidratadas las mucosas respiratorias.
El frío no es la causa directa de las enfermedades respiratorias, pero sí puede favorecer la propagación de virus y debilitar las defensas del organismo. Factores como la falta de ventilación, el aire seco, la cercanía en espacios cerrados y la menor exposición a la luz solar contribuyen a que las infecciones sean más frecuentes en invierno.
Por eso, es fundamental tomar medidas preventivas para reducir el riesgo de contagio y proteger especialmente a los niños, quienes son más vulnerables durante esta época del año.
Si un niño presenta fiebre alta, dificultad para respirar o síntomas que empeoran con los días, es recomendable acudir al pediatra para una evaluación y tratamiento adecuado.
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